Salida comunitaria con los niños y niñas de Vía Honda y Stella Maris al Teatro Arteón.

El pasado viernes 16 y sábado 17 de julio desde el Movimiento Martín Fierro realizamos una salida comunitaria con los niños y niñas de los barrios Stella Maria y Vía Honda, respectivamente, de la que participaron más de 70 chicos cada día.

La misma consistió en la visita al Teatro Arteón para presenciar la obra “Pa’ chancletas y purretes” del grupo de teatro “El Casi Cirk” y tiene por sentido promover el acceso de los sectores más postergados de Rosario a los espacios culturales y recreativos de la ciudad, en el marco de una práctica que sume a seguir construyendo UN PROYECTO DE CIUDAD PARA TODOS, donde la identidad de los barrios y los derechos de los niños y niñas ocupen un lugar protagónico.

“¡Uy, mirá… esa es la bandera de Rosario!”. Fue un de los tantos comentarios de asombro y admiración que se escucharon, sobre todo entre los más chiquitos que, en un pensamiento plagado de juego y fantasía, confundían las banderas argentinas que decoran calle Sarmiento – resabios de las conmemoraciones por el bicentenario y el mundial – con su pertenencia más inmediata (y a veces más desconocida): la ciudad de Rosario.

A un costado del Cairo, en parte reflejo de la historia de la ciudad, de sus idas y vueltas acompañando el ritmo más general del país, pasábamos todos en fila, un poco desordenados, las dos cuadras entre la parada del colectivo y la entrada del Teatro Arteón.

En el marco de “los espacios de juego y aprendizaje para los más chiquitos”, que impulsa hace años el Movimiento Martín Fierro en sus prácticas territoriales de Vía Honda y Stella Maris, se organizó junto con los compañeros de los barrios una salida al teatro para disfrutar las vacaciones de invierno que todo niño se merece tener.

La obra elegida fue “Pa’ chancletas y purretes”, que a poco de comenzada – mientras lo chicos más grandes terminaban de llamar la atención y los chiquitos se acostumbraban a la luz tenue y el ambiente formal – demostró lo mucho tiene que ver con recuperación de la cultura popular que sostiene nuestro espacio en su construcción diaria.

El planteo de la historia buscaba retomar el hilo histórico de la aparición de una de las expresiones culturales más fuertes de los argentinos: el tango. Claro está que esta genealogía infantil, con momentos de mucha emotividad para los adultos y muy buenas producciones musicales, no escatimaba ritmos y expresiones culturales diversas de cada una de las naciones de América, desde Cuba hasta la Patagonia : zamba, chacarera, gato, habanera, milonga, música afro americana, ritmos y bailes que se sucedían ante la mirada y la complicidad de los chicos.

El vestuario, la escenografía y la actuación de los actores confluían en la misma dirección, generando (algo que uno, desde el prejuicio podía estimar más dificultoso) una mimesis inmediata con los chicos que comprobábamos los grandes, a medida que la historia transcurría. Los chiquitos participaban, a su modo, desde la admiración contemplativa alimentada por la calidez de los actores.

Los giros del azar, esos que – en ámbitos teatrales – suelen ser tan precisos como infortunados, ponen hoy a estos pibes de los barrios más postergados de nuestra ciudad, en la posibilidad concreta de recuperar el espacio público desde una posición mucho más digna, como plantean desde el escenario los actores, desde otro contexto histórico… “Tomá mate, tomá mate… que en la tierra del Pampero no se estila el chocolate…”.

De eso se trató esta actividad, de reconocerse como parte de un espacio colectivo, de compartir vivencias y responsabilidades (los chicos más grandes cuidaban, junto con nosotros, los adultos, a sus vecinos más chiquitos); en suma, de apropiarse de un espacio que empieza a ser, lentamente, cada vez menos ajeno.


Por Bruno Preatoni

Equipo de Prensa – Movimiento Martín Fierro